A muchas personas les da miedo emprender un proyecto empresarial por los grandes riesgos que puede suponer para si mismos y su patrimonio. Quizás es tu caso, y quieres evitar la ansiedad que supone la incertidumbre de abrir tu propia empresa, al mismo tiempo de que sientes la llamada a emprender.

No hay problema, estás en el sitio adecuado, ya que en el contenido de hoy vamos a hablar de 3 formas de reducir notablemente los riesgos de tu futuro negocio. ¡Vamos allá!

1. No uses dinero que necesites

Este primer consejo es aplicable no solamente a abrir empresas, sino a cualquier proyecto de inversión que tengas entre manos. Cuando inviertes un capital siempre tienes que asumir que lo puedes perder completamente.

Por lo tanto, no puedes invertir dinero que necesitas para comer, pagar el alquiler u otras necesidades en un negocio, o cualquier otra inversión. Es por eso que conviene tener una reserva de capital preparada para oportunidades.

Esto, desgraciadamente, no es algo que se vea en todas partes. Muchos gurús te van a hablar de asumir riesgos, sacar el dinero de donde sea… etc. Generalmente para que puedas pagar su súper curso mágico. Sin embargo, al final del día es tu dinero el que está en juego, y es tu comida. Actúa con cabeza.

No necesitas montar una súper empresa desde el principio. Empieza por un proyecto mínimo viable que se pueda pagar a si mismo y escala a partir de ahí. Eso te puede permitir validar la idea con menos riesgo. Tener un plan de empresa sólido antes de meter el primer euro, también ayuda.

2. Prepárate siempre para lo peor

Si siempre te preparas para el peor escenario posible, vas a poder hacer frente más fácilmente a los posibles obstáculos que te encuentres por el camino. Gasta siempre menos de lo que ingresas, y trata de prever los riesgos con antelación.

En ese sentido, un seguro de empresa puede ayudarte a hacer frente a muchos problemas, como la responsabilidad civil, pérdidas materiales o los accidentes. Quizás pueda parecer un gasto más, pero cuando vienen los imprevistos es cuando desearías haber tenido ese pequeño coste extra.

Piensa que nadie elige tener un accidente, un incendio o una tubería rota. Sin embargo si antes de que pase te preparas para resolverlo, no pasará de ser una anécdota. La mentalidad de «a mi no me pasará eso» es lo que lleva a la quiebra.

3. Apóyate en los que saben

Cuando uno empieza un negocio, hay muchas cosas que debes poder dominar. No solamente tu proceso productivo sino el cómo captar clientes, cómo llevar toda la burocracia y obligaciones de la empresa y, en general, resolver todos los problemas que te puedas encontrar en el camino.

Sin embargo, no es algo a lo que uno tenga que enfrentarse en solitario. Siempre puedes pedir consejo o incluso contratar a alguien para resolver ciertas cosas por ti. Por ejemplo, una gestoría que te lleve la contabilidad y los impuestos.

Muchas veces, también le puedes pedir consejo a tus proveedores, que van a entender mejor que nadie sus productos y servicios. No te sientas mal por preguntar las cosas, ya que es mucho peor meter la pata por no haber preguntado.

Conclusión

Emprender puede dar miedo por el riesgo que supone enfrentarse a un nuevo proyecto. Sin embargo, en este artículo hemos visto como si no usas dinero que necesites, te preparas para lo peor y te apoyas en los que saben, muchos de tus problemas dejarán de afectarte.

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